EXHORTAR, RECONFORTAR, EXHORTACIÓN
(Parakalein, paraklésis)
Para muchos cristianos la palabra EXHORTACIÓN significa regaño, por la interpretación que se la ha dado a las escrituras en las que es mencionada en el Nuevo Testamento, pero hoy aprenderemos que esa palabra tiene una gran relación con la obra del Espíritu Santo y que tiene mucho de ventaja cuando se conoce su significado real.
Viene de la palabra griega PARAKLÉSIS y es una palabra que guarda relación con el nombre que Juan le atribuye al Espíritu Santo en su evangelio, el Paráclito. Significa “llamar al lado de uno”. En un sentido significa: “invitar, animar, exhortar, ofrecer apoyo”. Esta palabra es traducida del verbo hebreo NAJIAM que significa “alentar y consolar”.
En Isaías 40:1 es anunciado este aliento: (TLA) “Dios dijo: « ¡Consuelen a mi pueblo! ¡Denle ánimo!”, es una intervención de Dios, en la que explota su compasión, pero también su justicia que rehabilita al pueblo desterrado.
En las epístolas paulinas, este término conduce en tres direcciones:
1. La petición de ayuda. Frecuente en los evangelios, este sentido se encuentra en 2 Corintios 12,8 “Acerca de esto, tres veces he rogado al Señor para que lo quitara de mí”; la triple súplica del apóstol por su liberación (cf. 2 Corintios 8,4 “Nos suplicaron que tomáramos el dinero, pues deseaban compartir el gozo de ayudar a los cristianos de Jerusalén.”).
2. La exhortación. Os exhorto, por tanto, en el Señor...: tal es la forma clásica de la exhortación en las epístolas (por ejemplo: 1 Corintios 1,10 “Pero, amados hermanos, les suplico en el nombre de nuestro Señor Jesucristo que no discutan más, que reine entre ustedes la armonía y cesen las divisiones. Les ruego encarecidamente que mantengan unidad de pareceres, sentimientos y propósitos.”; Romanos 12,1ss “POR ESTO, AMADOS hermanos, les ruego que se entreguen de cuerpo entero a Dios, como sacrificio vivo y santo; éste es el único sacrificio que El puede aceptar. Teniendo en cuenta lo que Él ha hecho por nosotros, ¿será demasiado pedir?”; 15 “Si alguien se alegra, alégrate con él. Si alguien está triste, acompáñalo en la tristeza.”; Efesios 4,1ss “YO, PRISIONERO POR servir al Señor, les ruego encarecidamente que vivan y actúen como es digno de los que han sido escogidos como receptores de tan maravillosas bendiciones.”).
Después de desarrollar el mensaje de la salvación, Pablo expone las consecuencias concretas de todo ello para la vida comunitaria («en el Señor»)(cuando dice «así pues»).
La paráclesis como exhortación (animar y consolar) es:
- predicación del evangelio a los que viven de él (1 Tesalonicenses 2,3 “Nuestra predicación que, claro está, no obedecía a ningún motivo falso ni a ninguna mala intención, fue completamente franca y sincera. Hablamos como mensajeros de Dios, como portavoces de la verdad divina, sin alterar para nada el mensaje, porque nuestra intención nunca ha sido agradar a la gente sino a Dios, quien conoce nuestros pensamientos más íntimos.”);
- está inspirada por Dios (2 Corintios 5,20 “Somos embajadores de Cristo. Dios les habla por medio de nosotros; en el nombre de Cristo les rogamos que acepten el amor que El les ofrece; ¡reconcíliense con Dios!”);
- busca la edificación (1 Corintios 14,3 “El que profetiza, en cambio, proclama mensajes de Dios que edifican, exhortan y consuelan a los oyentes.”).
- Figura entre los carismas (DONES) enumerados en Romanos 12,6-8 “Si eres predicador, procura que tu sermón sea poderoso y útil. Si Dios te ha dado dinero, ayuda generosamente a los demás. Si Dios te ha concedido habilidades administrativas y te ha hecho responsable del trabajo de otros, cumple con seriedad tu deber. Y quienes consuelen a los afligidos, háganlo con alegría cristiana”.
3. La consolación.
La paráclesis o consolación de Dios es la gracia que trae aquel que ocupa un sitio al lado de los suyos, los reconoce, poniendo fin a su soledad, a su culpabilidad, a su desánimo.
Romanos 15,4 “Y esto fue escrito hace tiempo para enseriarnos a tener paciencia y a animarnos a fijar la mirada en el día final en que Dios ha de vencer en nosotros el pecado y la muerte.”
Les trae un consuelo definitivo o eterno como lo expresa 2 Tesalonicenses 2,16 “Que el Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, quien nos amó y nos dio un consuelo eterno y una esperanza que no merecemos”.
En el aspecto personal de la justificación, esta paráclesis o consolación es:
- fruto de las Escrituras (Romanos 15,4 “Y esto fue escrito hace tiempo para enseriarnos a tener paciencia y a animarnos a fijar la mirada en el día final en que Dios ha de vencer en nosotros el pecado y la muerte.”),
- presencia de Cristo (2 Tesalonicenses 2:16-17 “Que nuestro Señor Jesucristo mismo, y Dios nuestro Padre, que nos ha amado y nos ha dado consuelo eterno y esperanza gracias a su bondad, anime sus corazones y los mantenga a ustedes constantes en hacer y decir siempre lo bueno.; Filipenses 2,1 “Así que, si Cristo les ha dado el poder de animar, si el amor los impulsa a consolar a otros, si todos participan del mismo Espíritu, si tienen un corazón compasivo”).
- aliento mutuo en él (2 Corintios 7,4 “Tengo en ustedes la más absoluta confianza, y el orgullo que me dan es inmenso. Al pensar en ustedes me consuelo en medio de mis sufrimientos.”).
- efusión de gozo (Filemón 7 “Yo mismo he hallado gran gozo y consuelo en tu amor, hermano mío; y muchas veces los corazones de los cristianos han hallado refrigerio en tu bondad.”; 2 Corintios 7,13 “El saber que ustedes nos aman nos alentó mucho, pero mucho más nos alentó y alegró el gozo de Tito por el cálido recibimiento que le dieron y por la tranquilidad que recobró entre ustedes.”).
En ninguna parte Pablo habla con tanta fuerza como en lo más duro de la aflicción. El texto más angustioso que ha escrito es aquel en el que los términos del consuelo se van enlazando hasta llegar a ofrecer la liberación inesperada (2 Corintios 1:1-7 “QUERIDOS HERMANOS: Les escriben Pablo, a quien Dios nombró mensajero de Jesucristo, y nuestro amado hermano Timoteo. Esta carta la dirigimos a los cristianos de Corinto y en general a todos los hermanos de Grecia. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo los bendigan poderosamente y les den paz. ¡Qué maravilloso es nuestro Dios! Él es Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de las consolaciones que tan maravillosamente se nos ofrecen en nuestras dificultades y pruebas. ¿Y por qué nos consuela? Para que cuando nos encontremos a alguien en problemas, falto de consuelo y aliento, podamos impartirle la misma ayuda y el mismo consuelo que Dios nos prodigó. Pueden estar seguros que mientras más sufrimos por Cristo, mayor es el consuelo y el aliento que Él nos da. Estamos en grandes dificultades por tratar de llevarles el consuelo y la salvación de Dios. Pero en medio de nuestras tribulaciones Dios nos ha consolado para bien de ustedes; para que podamos, basados en la experiencia, enseñarles la ternura con que Dios puede consolarlos cuando tengan que pasar por los mismos sufrimientos. A su debido tiempo les dará fortaleza para resistir.).
CONCLUSIÓN
La exhortación literalmente significa “llamar al lado de uno”, y la mejor explicación es la obra del Espíritu Santo en nosotros, pues Él fue enviado desde el cielo por El Padre para estar a nuestro lado, consolarnos y animarnos a seguir adelante, darnos las fuerzas, enseñarnos todas las cosas, ayudarnos a vivir en Santidad y es nuestra guía en cualquier situación, Juan 14:25-26 dice: “He querido decirles estas cosas mientras estoy con ustedes. Pero cuando el Padre envíe al Consolador que me ha de representar (y cuando hablo del Consolador me estoy refiriendo al Espíritu Santo) Él les enseñará muchas cosas y les recordará todo lo que les he dicho”.
La exhortación significa “invitar, animar, ofrecer apoyo, alentar y consolar” no regañar, por tanto, cuando un hombre está regañando a otro posiblemente esté hablando su pensamiento personal y no la Palabra de Dios, pues La Palabra nos deja claro que El Señor busca que nosotros estemos dispuestos a hacer su obra siempre, Jesús mismo nos dejó ejemplo de hacerlo pues a Pedro aún después de negarlo tres veces, le animo a seguir adelante, le dejo encargado apacentar el rebaño de Dios, a Pablo constantemente lo animo a seguir adelante a pesar del aguijón en la carne que le fue enviado, Pablo aprendió de ello y le rogaba a Timoteo que se ocupara de la “lectura, exhortación y la enseñanza” (1 Timoteo 4:13), a Tito le ordenó también que se ocupara de “hablar, exhortar y reprender con toda autoridad” (2:15) dando a entender que la exhortación no es lo mismo que la reprensión, la cual es necesaria cuando una oveja está descarriada y es necesario disciplinarla, pero en los dos casos hay amonestación e invitación a disponerse para Dios.