FE

17.10.2011 10:49

FE (gr.:« pistis»).

  1. Es una palabra relacionada con «creer»; por eso ambos conceptos no pueden estar separados.

En el AT aparece la palabra «fe» en su significado original (creer), sin ninguna variación de significado en:

  • Job 39:12  ¿Tendrás fe en él de que te devolverá tu grano, y de que lo recogerá de tu era?
  • Habacuc 2:4 El insolente no tiene el alma recta, pero el justo vivirá por su fe.

Las palabras en hebreo son «emun», «emunah»; pero «aman» se traduce frecuentemente como «creer».

La primera vez que este verbo (creer) aparece en el AT es cuando se usa de Abraham:

  • «Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia» (Génesis 15:6).

En esto se apoya Pablo en Romanos 4, donde la fe del creyente le es contada por justicia, concluyendo que si alguno cree en Aquel que resucitó a Jesús el Señor de entre los muertos, será justificado.

Esto puede recibir el nombre de «fe salvadora». Es la confianza en Dios puesta en Su palabra; es creer en una persona, como Abraham creyó a Dios. «El que cree en el Hijo tiene vida eterna» (Juan. 3:36).

La fe lo que hace es ligar al alma con el Dios infinito. La fe es ciertamente don de Dios (Ef. 2:8 Es por su gracia mediante la fe en Cristo que son ustedes salvos, y no por nada que hayan hecho. La salvación es un don de Dios).

La salvación es sobre el principio de la fe (Romanos 10:17 Mas la fe nace cuando se presta atención a las Buenas Noticias acerca de Jesucristo.) en contraste con las obras bajo la ley (Romanos 9:31-32 Pero los judíos, que con tanto ardor trataron de guardar la ley para ponerse bien con Dios, nunca lo lograron. ¿Por qué no? Porque trataban de salvarse cumpliendo con la ley y haciendo buenas obras, en vez de depender de la fe. Dieron contra la gran piedra de tropiezo).

Pero la fe se manifiesta por las buenas obras después de creer para salvación (Romanos 10:10 Porque cuando un individuo cree de corazón, Dios lo da por justo; y cuando confiesa ante los demás que tiene fe, asegura la salvación).

Si alguien dice que tiene fe, es cosa razonable decirle: «muéstrame tu fe» por tus obras (Santiago 2:17-18 No, tener fe no basta. Hay que hacer el bien para demostrar que la tenemos. La fe que no se demuestra con buenas obras no es fe; es algo muerto, inútil. Cualquiera puede decir, y con razón: “Dices que la salvación se obtiene por fe solamente. Yo digo que las buenas obras son importantes también, porque tú, que no haces buenas obras, no puedes demostrar que tienes fe. En cambio, cualquiera se da cuenta que tengo fe por las obras que hago”.).

Si, por otra parte, la fe no da evidencia de sí misma, es descrita como «muerta» (Santiago 2:17), totalmente diferente de la fe verdadera y activa.

Un simple pensamiento que se afirma basado en los hechos no es fe. La fe encierra la creencia, pero llega más allá, el creer personalmente, con una involucración personal, esto es, la fe, da gozo y paz.

  1. Hay también el poder y la acción de la fe en el camino del cristiano: «Por fe andamos, no por vista» (2 Co. 5:7).

Vemos esta fe exhibida en las vidas de los santos del AT, cantada en Hebreos 11.

Es así como el creyente debiera tener fe en el Dios viviente con respecto a todos los detalles de su vida diaria.

  1. LA FE es en ocasiones mencionada en el sentido de «la verdad», lo que ha sido registrado en La Palabra escrita y lo que los cristianos han creído, para la salvación del alma. Por esto los cristianos deberían contender eficazmente para no perder lo que se llama la sana doctrina, la correcta interpretación de las escrituras y su aplicación.

Se trata de un depósito fundamental. Son muchos los falsos profetas que han salido al mundo, y que se han introducido encubiertamente para predicar herejías destructoras, negando la persona y la obra de Jesucristo (Judas 3, 4: Amados, me había propuesto escribirles acerca de la salvación que Dios nos ha dado; pero ahora pienso que es preciso escribirles, exhortándolos a defender con firmeza la verdad que Dios, una vez y por todas dio a su pueblo, para que la guardara inmutable a través de los años. Algunos maestros impíos se han introducido entre ustedes, y afirman que una vez que uno es cristiano puede hacer lo que se le antoje sin temor al castigo de Dios. El castigo de ellos hace tiempo que está señalado, porque es contra nuestro Maestro y Señor Jesucristo contra quien se han vuelto.).

  1. Con frecuencia, se ha presentado la «razón» como opuesta a la fe. Sin embargo, ésta es una postura falsa.

La fe acepta una revelación venida de parte de Dios acerca de temas que el hombre no puede llegar a conocer por su propia cuenta.

La razón es aquella facultad por la que el hombre puede primero pensar, y segundo, una vez tiene datos, clasificar estos datos y sacar unas determinadas consecuencias de ellos. La razón no puede, por sí misma, conseguir datos, sino trabajar sobre ellos. Hay datos que el hombre puede conseguir mediante una investigación de su entorno. Pero no es «la razón» lo que puede decirle que ésta sea toda la realidad existente.

La razón no puede nunca negar la posibilidad ni realidad de una revelación procedente de Dios. No puede ni siquiera pretenderlo.

No es la razón, entonces, lo que empuja al hombre a negar la Revelación, sino la incredulidad, movida por la enemistad contra Dios (Romanos 8:7 porque la vieja naturaleza pecaminosa que está en nosotros, siempre se rebela contra Dios. Nunca ha obedecido la ley de Dios y nunca podrá obedecerla.).

El caos de las religiones y filosofías creadas por la humanidad constituye la demostración de ello. Por la caída, el ser humano entero ha quedado hundido en las tinieblas. Así como su cuerpo está abocado a la tumba y su corazón es capaz de los peores sentimientos, su razón ha quedado falseada y su inteligencia entenebrecida.

Decía Pablo de los paganos de su tiempo, griegos y romanos: «profesando ser sabios, se hicieron necios» (Romanos 1:22).

El hombre moderno no ha adelantado nada, a pesar de todos los avances de la ciencia tocante al mundo sensible. No le son accesibles de manera natural las cosas que atañen a la fe, porque «para él son locura, y no las puede entender»; pero Dios está dispuesto a revelarlas por su Espíritu (1 Co. 2:9-10 Esto es lo que las Escrituras quieren decir cuando afirman que ningún simple mortal ha visto, oído ni imaginado las maravillas que Dios tiene preparadas para los que aman al Señor. Nosotros las conocemos porque Dios envió a su Espíritu a revelárnoslas, y su Espíritu escudriña y nos revela los secretos más profundos de Dios.).

Es entonces que se ilumina la inteligencia del hombre, hallando la solución a los más vitales problemas de la existencia, y que su razón regenerada halla su verdadero lugar al quedar iluminada y dirigida por la fe.

 

CONCLUSIÓN

La fe es creer, es estar firme, confiar, es aferrarse, aguantar y ser firme, la palabra hebrea "aman" se refiere a un lugar «firme», un lugar en que una estaca, una vez clavada, permanece firme, inamovible, aun cuando la violenten hasta el punto de quebrarla.

Como esta estaca debemos permanecer creyendo en la Palabra de Dios, de manera que cuando un falso maestro se introduzca en medio de nuestras reuniones podamos identificar lo que es una falsa doctrina y acallarla con la verdad evitando la confusión de los hermanos y la creación de falsas doctrinas.

Por otra parte, el conflicto no está entre la razón y la fe, sino entre la razón que obra en incredulidad y rebelión contra Dios y la razón que obra según la revelación informada, iluminada y dirigida por la gozosa confianza en el Dios que ha hablado, un Dios que se ha revelado a Sí mismo, ha revelado su justicia, amor y propósitos en Cristo Jesús, en el tiempo y en la eternidad.